21 febrero 2019

La ultima vez


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La ultima vez que te vi
fue aquella mañana de abril

dormías a mi lado
tan diferente
tan simple
tan pacifico
tan cercano

Te veías como si fueras una buena persona
una persona que siempre sonríe
que cumple sus promesas
que es incapaz de hacerte daño
una persona que se queda

Pero yo sabia que era una ilusión
y que no duraría
así que te mire
con todo el amor que te tenia
hasta que mis ojos se cerraron por el cansancio
y cuando desperté
ya no estabas
sin notas, sin flores, sin regalos
solo tu deshecho lado de la cama
recordándome que estuviste allí.

09 febrero 2019

Sabes a nicotina

Sabes a nicotina. Aun cuando me juras que no has fumado en todo el día, pruebo el sabor de los cigarrillos directamente de tus labios. Y el humo es como un perfume diluido que se queda en ti.

Imagen relacionadaMe haces imaginar una tarde fría en una terraza, te veo allí, de pie junto al barandal como si contaras los metros de caída libre. Tienes un encendedor girando en tu mano izquierda y un cigarrillo en la derecha sujeto frente a tu boca. Tan solo estas allí dejando que el humo se vaya con el viento.

La manera en la que me miras, como si estuvieras cometiendo un crimen. Eso, es lo que más rescato. Tu inquietud. La forma en la que buscas en mi rostro alguna muestra de desagrado. Tus dudas. Tu incomodidad. Tu nerviosismo. Tus emociones más frágiles. Veo todo eso, junto a la nube de químicos que flota a tu alrededor. 

02 febrero 2019

Tu abrazo

Imagen relacionadaAyer caminaba distraída como siempre, así que me tarde un segundo en verte en aquel pasillo, supe cuando me miraste que vendrías a mi, pero jamás pasó por mi mente la forma en la que me abrazarías, no pensé que tus manos le harían cosquillas a mi cintura y mi nariz a tu cuello, no pensé que hablarías en mi cabello, ni que me mirarías a los ojos con una sonrisa y mucho menos que no me soltarías.

El tiempo pasó. Un minuto, cinco, diez. No quería pensar en el momento en que tendríamos que alejarnos. Me sentía tan bien en tus brazos. No existía nada que no fuera tu respiración. No te habías marchado y ya empezaba a echarte de menos. Ojala pudiéramos habernos quedado así mucho, mucho mas tiempo. La vida entera si es posible.

Para mi sorpresa e ilusión, cuando por fin me soltaste, te mantuviste a mi lado, y caminamos juntos dejando que nuestras manos se rozaran. Recuerdo que dijiste un par de palabras, pero yo, solo pensaba en lo inusual y perfecto que era ese pequeño gran momento. Me dedique a disfrutarlo. A disfrutar de ti. De tu efímera compañía. Hasta que llego el momento de la despedida, y me abrazaste de nuevo.